Construir una relación sólida y estable, cuidar y educar a los hijos con amor y respeto, servir al otro sin perder nuestra esencia ni renunciar a los sueños, son parte de un hermoso proyecto de vida. Sin embargo, aunque planificamos cada etapa, definimos prioridades y nos esforzamos, tarde o temprano los inconvenientes y los imprevistos aparecen.
Al avanzar en nuestra vida nos encontramos con dificultades en la comunicación, problemas de salud, cambios laborales, situaciones que generan estrés y ansiedad, diferencias en cuanto a la forma de crianza de los hijos y tantas otras circunstancias que desafían nuestra capacidad de resolución. En muchas ocasiones, el amor y la paciencia no son suficientes, sucumbimos ante la falta de respuestas y “archivamos el problema”. Comienzan a ignorarse las necesidades individuales de las personas y lentamente se erosionan los vínculos más preciados.
Los vínculos que una persona establece a lo largo de su vida son indispensables para un desarrollo pleno y las familias constituyen una pieza fundamental en la vida de las personas. Pero ¿qué hacer cuando nos sentimos desbordados? ¿A dónde acudir para buscar ayuda?
La orientación familiar es una nueva disciplina que nace de la necesidad de fortalecimiento que las familias y las personas requieren para enfrentar los desafíos internos y externos que atraviesan los ciclos vitales. Su principal función está basada en la prevención, proveyendo de herramientas prácticas para la resolución de distintas problemáticas, activando los recursos internos que cada persona ya posee y acompañando en la construcción de relaciones sanas.
Acercarnos a una persona que no conocemos para compartirle nuestro problema puede resultar algo incómodo, pero vale la pena superar ese malestar inicial para incorporar una nueva perspectiva, alivianar el peso de nuestro equipaje y darnos cuenta de que no estamos solos. Un par de oídos empáticos, una boca que no juzga, una mirada profesional y una palabra que oriente suele ser lo que necesitamos para renovar nuestra esperanza.

Cómo saber si es tiempo de consultar con un Orientador Familiar
- Tengo dificultades para comunicarme dentro del hogar, en el trabajo o en la escuela
- Siento mucha ansiedad por el futuro y me cuesta tomar decisiones
- Mi relación de pareja ya no es como antes
- Me cuesta poner límites, siento que se aprovechan de mí
- Todos opinan sobre la educación de mis hijos
- Desde que mis hijos entraron en la adolescencia mi hogar es un caos
- El cuidado de los adultos mayores de la familia me ha superado
- No puedo superar el duelo
- Siento que no puedo superar el divorcio
- Mis hijos se han ido de casa y no sé que hacer con mi vida
- He pasado por muchos cambios… necesito redireccionar mi vida.